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Una feria no se hace en dos días, aunque dure tan poco tiempo.

Detrás de las pieles que se exponen en el stand hay un ingente número de horas, reuniones, decisiones y contratiempos que empiezan justo después de una feria para preparar la siguiente.  

Al final los resultados siempre son satisfactorios y una vez tenemos las pieles expuestas, todo ese estrés queda olvidado en un momento, porque a tenor de los resultados de la feria de París, celebrada el pasado febrero, podemos estar satisfechos del trabajo realizado.  

Horas de estudiar colores, texturas, brillos, acabados… para tener una exposición acorde con nuestros valores y compromisos, que se reflejaron en el stand y en el número de visitas que recibimos y a las que ahora toca dar seguimiento para asegurar que la satisfacción de nuestros clientes sea proporcional a la nuestra a la hora de presentar nuestras novedades.